La nostalgia nos gana cuando hablamos de la prensa escrita en donde de las máquinas de imprenta salieron revistas como Cine Mundial, Teleguía, Notitas Musicales o suplementos como El periodiquito, y muchos columnistas y comunicadores llamados vacas sagradas, pero que en realidad pertenecían a un ganado de control mediático por el abuso presidencial y el monopolio informativo y de entretenimiento, encaminado a enriquecer un sistema dictatorial pluripersonal, único en el mundo, y la corrupción. Los Zabludovskys y los Lópezdórigas son los referentes de aquellos tiempos en que no abundaban ni los Fernandos Marcos, ni los Tomás Mojárros, ni los Jorge Saldañas, ni los Renato Leducs o los Lorenzos Mayer que es el único que permanece hasta nuestros días. Y la fuente de espectáculos no era la excepción de sobrevaluar comunicadores como al Reportero Cor o a Paty Chapoy que estaban bajo la misma escases de argumentos y bajo el compromiso de control alejado a los intereses puramente periodísticos. Actualmente con la desconcentración de la programación que sostenían los medios convencionales aparecen nuevas caras que intentan recuperar el camino sin que aún desaparezcan aquellos que no es que hagan del periodismo una decadencia sino todo un continuismo del mal periodismo que siempre nos ha embargado por sus conductos, sólo que ahora queda exhibido con la voz pública del interespacio. Son los periodistas de antaño que bajo la costumbre del chayote, el charolazo y las grandes fiestas se alejaban de los elementos esenciales consistentes en la búsqueda de la verdad, la independencia, la responsabilidad social y la honestidad, cualquiera que sea la fuente periodística. Quizá con una mejor enseñanza primaria a la de sus generaciones posteriores, los periodistas de los años sesentas, setentas, ochentas y noventas que ahora se aferran a mantener su autoridad en estos días de cambios y de cementerios para los manipuladores, ya no se pueden llamar "líderes de Opinión". esos periodistas del pasado, no necesitaban estudios periodísticos hasta que posteriormente se incorporó la carrera de periodismo y Ciencias de la Comunicación en escuelas y universidades para quienes necesitaban avalar su oficio como profesión, pero sin comprender que el periodismo es un quehacer con la necesidad de múltiples conocimientos empíricos y científicos que no se pueden resumir en una carrera universitaria o asignatura. La preparación siempre será un elemento importante para cualquier actividad profesional de ayer y de hoy, pero no basta el conocimiento sin la escala de valores cimentados, la ética profesional y la disposición de servicio que hacen del periodista un servidor oficioso y no un miembro de un cuarto poder como se autonombraban los escribanos de antaño. Señalar que periodistas son mejores, los de ayer o los de hoy, resulta un análisis absurdo, pues siempre habrán en todo momento buenos, malos y regulares elementos, lo cierto, es que los periodistas de ahora, tienen todos los elementos históricos y tecnológicos para ser mejores que los de antes y de los que son sobrevivientes al periodismo abusivo y mentiroso, por lo que la nueva generación de informadores, en vez de adoptar las conductas de sus antecesores que se decían ser supuestos monarcas, teachers y damas del buen decir, mejor opten por buscar nuevas fórmulas originales, con convicciones vocacionales y más honestas. Más
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