La intuición es un elemento importante en todos los ámbitos sin excluir al periodismo, quizá esa facilidad me hizo comprender lo hipócrita y detestable que puede ser el actor Jesús Ochoa como figura pública, al cual entrevisté por primera vez cuando se encontraba asumiendo la secretaría general de la ANDA, y ante mis preguntas directas, es que se escandalizaba la apreciada actriz Cynthia Klitbo, quien lo defendía y terminó por descalificarlo, y lo mismo ocurría con la comunicadora María Luisa Valdes Doria que interrumpía con exclamaciones la entrevista para quedar bien con el personaje, en uso de la lambisconería que a muchos caracteriza. Ahora los reporteros se quejan del mal trato del actor hacía ellos, aunque él, disimula ser muy bonachón, y cuyo último enfrentamiento de mal gusto, lo tuvo con Mariana Zepeda una excelente reportera de Grupo Imagen, a la que acusó de que sus entrevistas son de consigna, y aunque está claro, que sí se produce el trabajo direccionado en los reporteros que no tienen independencia periodística en los medios corporativos, al final de cuentas, el comentario de Ochoa hacia Mariana, nada tenía que ver con dicha situación, y sí con la negación de Ochoa de no poderse autocriticar como una persona nefasta que es y tal y como se lo hacía reflexionar la reportera, como tampoco es capaz, Ochoa, de sincerarse sobre los líderes y secretario sindicales que al final en su mayoría, resultan títeres de las empresas y no son defensores de los derechos de los trabajadores, tal como lo fue Jesús Ochoa en la ANDA, que siendo un representante de los derechos del gremio actoral, al mismo tiempo era un empleado servil incondicional de una de las televisoras.