Muchos artistas despidieron al cantautor Juan Gabriel ante la llegada de sus cenizas al Palacio de Bellas Artes para que el pueblo pudiera brindarle el último adiós a su ídolo, sin embargo el elenco artístico contemplado en su mayoría por cantantes de música popular que alcanzaron el éxito gracias a la interpretación de los temas del compositor homenajeado; realizaron sus presentaciones musicales a las afueras del recinto de mármol, mientras que solamente algunos cantantes de ópera y Aida Cuevas le pudieron cantar al finado, en los interiores del Palacio. Pero quien cantó adentro y afuera de la Catedral de la cultura en México y quien tuvo el privilegio de recibir con su canto la llegada de los restos del Divo de Juárez, fue el tenor Fernando de la Mora quien se ha señalado como un representante de la música culta de nuestro país, pero que cuando se trata de obtener ganancias comerciales o de popularidad se desforma de la fila de la alta cultura para grabar temas de Juan Gabriel, autor que se ha vuelto indispensable en sus recitales que se anuncian como conciertos de la más alta factura. Ningún género musical debe estar prohibido para ningún artista, sin embargo dentro de la versatilidad del intérprete debe existir una definición y defensa de género que se obtiene por convicción artística y no por oportunismo comercial que es lo que ha caracterizado a cantantes que se dicen de la alta cultura como es el caso de Fernando de la Mora o el mismo Plácido Domingo y que en vez de difundir su género del cual presumen, acaban siempre grabando a Juan Gabriel, por lo que, existiendo otros artistas que están comprometidos con la música popular que era el género para el cual componía Juan Gabriel, bien pudo ser otro cantante quien recibiera las cenizas del homenajeado o uno de aquellos que alcanzaron el éxito con el compositor finado. De igual manera que el círculo que dice llamarse de la música culta, son celosos para abrir las puertas de Bellas Artes a cualquier expresión musical a pesar de que las notas en el pentagrama únicamente son siete, de igual manera, los artistas y público que se dicen amantes de la música popular sobre otros géneros, también deberían manifestar e imponer el mismo celo cuando se trata del caso de que un cantante que no dice pertenecer al género del evento que se trata y quiera robar reflectores como único objetivo. Más en www.somoselespectador.blogspot.com