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jueves, 14 de abril de 2022

EL PERIODISMO PA´CHUECO

 


























ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- La cultura política en México se basó en el presidencialismo absoluto, al mandatario  se le nominaba como  jefe de la nación cuando no es el mandante y  lo consideramos la autoridad máxima cuando el poder judicial que sí lo es, solamente le servía  de mandadero al Presidente, quien por otro lado, sin distinción de competencias y jurisdicciones, el pueblo se acostumbró de señalar al titular del ejecutivo federal como el causante de sus bienes y de sus males, y culpable desde que no se hubiera cambiado una coladera en la cuadra hasta de  que no subiera el salario mínimo. Y es que la comodidad de la sumisión por la no participación ciudadana,  permitía cubrir la ignorancia con la frase “Por eso pago mis impuestos para que el gobierno me solucione todo”. Pero ante el derrumbe del presidencialismo dictatorial y del presidencialismo  servil paraempresarial,   por la llegada de un presidencialismo adecuado a sus responsabilidades y atribuciones constitucionales y no a la fanfarronería, es que salen muchas situaciones al descubierto, en el juego del sexenio actual, consistente en “fuera máscaras”, que nos permite conocer la verdadera dimensión de aquellos que utilizando al periodismo como una actividad mercantil o de privilegios, se decían llamar “teacher” cuando no solamente se basaban   en la corrupción para sus fines extra periodísticos sino también en la ignorancia. Ahora es cuando el espectador puede apreciar como las "vacas sagradas” se derrumban, aún  cuando muchos consideraban a Carmen Aristegui como una periodista sin intereses y que ganó mucho prestigio por la censura que le impuso Peña Nieto durante su sexenio,  pero que  poco se habló,  de los chantajes que la periodista le realizó a Felipe Calderón, en donde Aristegui se decía perseguida como hoy lo hace Carlos Loret de Mola, y los chantajes que también le trató de realizar al propio López Obrador, en donde consideraba tendría privilegios y que no fue así, al grado de que  volvió a salir de la televisión abierta, al determinar GRC, nada más tenerla en sus frecuencias de  radio en el FM.  Tampoco podemos dejar de nombrar a Cristina Pacheco quien todavía es vividora de la televisión pública en este sexenio, y que  con su programa “Aquí Nos Tocó Vivir”,  ha logrado un clásico en el canal 11  y la admiración del televidente de corto análisis,  cuando la periodista es  parte  de la más alta esfera política de este país y funcional para el pensamiento colectivo que le favorece al gobierno. El apellido real de Pacheco es “Romo” pero  adoptó el apellido  “Pacheco” por su esposo José Emilio Pacheco,   un intelectual orgánico y cómplice  los sexenios priístas, al formar un grupo de intelectuales denominados “la generación de los cincuenta” para que toleraran con supuestas  críticas severas, las determinaciones presidenciales, incluyendo  la matanza del 68 y la creación de nuevos intelectuales del sistema , después de los crímenes al estudiantado mexicano. La esposa de Emilio Pacheco, Cristina, sin haberse dedicado a los medios de comunicación, fue ingresada a ellos en el sexenio del genocida estudiantil, Díaz Ordaz, para convertirla, supuestamente en la madre del periodismo civil o  de banqueta, que  retrata las costumbres, los hábitos, la manera de vivir de los mexicanos,  con entrevistas a obreros, campesinos, afiladores, carniceros, sastres, taqueros, músicos, etc, etc, etc y más etc;  pero estando cerca de estos personajes y con las cámaras de una televisión pública, ni por ocurrencia o coincidencia les llegó a preguntar ni les pregunta, qué opinan de su Presidente, qué piensan de México, de la Justicia Social, de cómo debe ser el progreso de una nación,  y en cambio sí alentaba y alienta al conformismo, a la resignación de que los pobres deben siempre ser pobres,  a asumir ya no tener oportunidades  y de simplemente aceptar como sociedad mexicana  que aquí nos tocó vivir. Más en www.somoselespectador.blogspot.com