Desde su origen, las estaciones de radio y las cadenas de televisión han estado en manos de empresarios poderosos y conservadores, enemigos naturales de los sectores populares y de las libertades nacidas del Estado laico.
Son, en suma, medios al servicio de la plutocracia y del poder político y religioso.Por ello no debe sorprender el papel que esos medios jugaron para promover la guerra sucia y el fraude electoral de 2006, así como su actitud servil hacia mandatarios como Felipe Calderón y, en menor medida, hacia el actual presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
En el sexenio de Calderón, la radio y la televisión adoptaron el papel de defensores incondicionales de ese gobierno, ilegítimo, empresarial y clerical. Hay quien puede exagerar y decirs que hoy en día, Angélica Rivera primera dama del país es un emblema del maridaje entre el poder mediático y la clase política. En 1923, Raúl Azcárraga fundó la primera radiodifusora comercial en nuestro país, proyecto que desarrolló en alianza con el periódico El Universal y como una extensión de un negocio que tenía de venta de aparatos de radio.Posteriormente, Emilio Azcárraga crearía la XEW, cuya historia evidenciaría la participación política de personajes de los medios de comunicación.Exlocutores de esa estación llegarían a importantes cargos políticos, como Luis M Farías, quien llegó a ser gobernador de Nuevo León; Guillermo Morales Blumenkron, quien fuera senador por el estado de Puebla; Luis Ignacio Santibáñez y Álvaro Gálvez y Fuentes, entre otros (Mejía Prieto, obra citada, página 52).Luis Marcelino Farías Martínez (1920-1999), quien luego de su paso por la radio trabajó también como conductor en el canal 2 de Televisa, fue diputado federal de 1955 a 1958; y de 1958 a 1964, director general de Información de la Secretaría de Gobernación (Segob), cuando su titular era Gustavo Díaz Ordaz. En 1967 fue electo diputado federal, a la vez que presidente de la Cámara de Diputados (http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_M._Far%C3%ADas).Es decir, el responsable de la información en la Segob era un exempleado de los dueños de estaciones de radio y de televisoras, y era el mismo que controlaría a los legisladores en los días de la sangrienta represión del movimiento estudiantil de 1968 y que, a su vez, tenía como protector a Díaz Ordaz.Los políticos represores y los personajes de los medios de comunicación formaban parte de la misma mafia.El contubernio entre el poder político, el económico y el mediático está evidenciado también en el caso de Luis Ignacio Santibáñez Patiño (1912-1991). Hijo de un acaudalado comerciante, fue locutor de noticieros y trabajó en la televisión, antes de convertirse en diputado federal y terminar su trayectoria como maestro de ceremonias de los presidentes, desde Miguel Alemán hasta Salinas de Gortari Jacobo Zabludovsky, quien en 1945 inició su trayectoria en radio, y se haría famosísimo a partir de la década de 1970, cuando conducía el noticiero principal de Televisa, fue coordinador de Radio y Televisión de la Presidencia de la República en el periodo de López Mateos, mientras que en el de Díaz Ordaz fue consejero de la Dirección de Difusión y Relaciones Públicas de la Presidencia (obra citada, página 274).Álvaro Gálvez y Fuentes, locutor y conductor de radio y televisión que tuvo cierta celebridad, fue colaborador de Zabludovsky cuando éste tenía a su cargo la oficina de prensa de la Presidencia Otra figura importante de los medios de comunicación durante décadas fue Agustín Barrios Gómez (padre), quien en 1968 fue entusiasta defensor de Díaz Ordaz. En esa época, en su programa de televisión Comentarios y Celebridades, elogiaba al entonces presidente, a quien describía nada menos que como “amigo de los jóvenes” y proclamaba: “Entre Díaz Ordaz y el caos prefiero, sinceramente, a Díaz Ordaz” .Durante el gobierno de López Porillo, de 1976 a 1982, Barrios Gómez sería embajador de México en Canadá.Humberto Romero fue locutor y posteriormente secretario privado de la Presidencia bajo la gestión de López Mateos (obra citada, página 160), mientras que León Michel Vega, conductor y autor de la televisión, fallecido en 2013, incursionaría en la política en la década de 1970 como diputado federal.En radio y televisión no hay en realidad libertad de expresión ni la posibilidad de difundir puntos de vista críticos, porque en ellos prevalecen los intereses y la voluntad de los dueños, que suelen ser multimillonarios de ideas de doble moral y de los anunciantes.