Centros educativos que se alzan el cuello de tener amplio
prestigio como la escuela de periodismo Carlos Septién, y Universidades como la iberoamericana, que nada de culpa
tienen, que hayan salido de sus aulas voceros propagandistas en vez de
periodistas; tendrían como material didáctico y ejemplificativo, la entrevista
que le realizó Jorge Ramos al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; de lo
que no se debe hacer en una entrevista. Un entrevistador debe formular
posiciones en sentido interrogativo; pero no debatir, no sustentar dichos con otros dichos, no afirmar sin probanzas, no
interrumpir al entrevistado ni rodearlo de diálogos insidiosos, mismos que
si resultan nulos en una investigación
criminal, con mayor razón en una entrevista que se diga periodística. Ahora que
supuestamente “se rescató” la entrevista que le brindó Nicolás Maduro a un provocador con
antecedentes comprobados como lo es Jorge Ramos, y que supuestamente había sido
retenida por quien el entrevistador nombra como “dictador”, es que se ha dado a conocer a la luz, y se aprecia la paciencia del entrevistado y la
falta de recursos periodísticos y mucha insidia
y prejuicio del entrevistador, tal como se lo hizo en otra entrevista a Donald Trump al escandalizar la rueda de prensa presidencial y como lo intentó
hacer sin resultado, con el mismo Presidente de México, Andrés Manuel López
Obrador. Ramos en su camino, no tiene registro de haber realizado investigaciones
o entrevistas serias o al menos igual de sobreactuadas que las que acostumbra, para
cuestionar el gobierno de Obama, los Bush, de Peña Nieto, Salinas de Gortari o Felipe
Calderón, a los cuales cuando los ha
tenido enfrente, no los ha nombrado ni de fraudulentos, ni de saqueadores ni de
asesinos, como inadecuadamente acostumbra hacerlo con otros entrevistados. Debemos
aceptar por solidaridad de gremio, que cuando
se comunica que un periodista ha sido retenido por realizar una entrevista, se le tiene que brindar el beneficio de la
duda al comunicador, aunque tenga la mala reputación informativa de Jorge Ramos, pero en minutos, la verdad sale a flote, por las características
de las versiones que se plantean, los indicios y los principios deductivos e inductivos que forman la lógica. Ahora que
el material visual y auditivo se ha mostrado por el mismo Ramos, de
supuestamente parte de lo ocurrido, en su charla con el constitucional Presidente
de Venezuela, mismo que Ramos ha pedido no sea reconocido como mandatario por
el gobierno mexicano como lo quiere ordenar el gobierno estadounidense y como estuvo a punto de hacerlo el expresidente Peña;
es que la evidencia de la conversación, exhibe al periodista que pertenece a
una cadena gringa, no solamente como un mal entrevistador sino también como un propagandista
del imperio empresarial internacional que abandera el neoliberalismo, y aunque
simpatizar con cierto tipo de política social y económica es totalmente válido
y enriquece las pluralidades, lo criticable es el engaño por la apariencia de
las cosas, situación que estudiantes de
periodismo, periodistas y comunicadores, debemos tener siempre en claro, y que
la entrevista de Ramos con Maduro, es una joya para recordarnos dicho principio
periodístico.Más en www.somoselespectador.blogspot.com