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domingo, 2 de abril de 2023

LA TELEVISION DE LA MAÑANA YA ES COSA DEL PASADO

 




























ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- En la historia de la televisión mundial y no solamente de la televisión mexicana, ningún programa duró tantos años al aire como el transmitido por televisa, los domingos por la mañana, denominado: "En Familia con Chabelo", ni tampoco existe registro mundial de que un conductor o actor haya representado tantos años a un mismo personaje de televisión como lo hizo Xavier López con su escenificación de "Chabelo". Lo que nos habla, de una constancia y fidelidad del televidente mexicano, pero también de su atraso y de su poca evolución. Tan sólo debemos revisar como la programación matutina se niega a dejar de programar emisiones destinadas para la mujer como si en la sociedad actual, fuera únicamente la mujer la que cocinara, se preocupa por su salud o cuyo único interés nacional radica en los chismes de los famosos y no en situaciones de mayor trascendencia. Con la llegada de las conferencias de prensa, en vivo y por la mañana, por parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha dado un vuelco a las emisiones informativas y a los horarios de la mañana, cuyo acceso matutino a la vida pública y política del país, únicamente estaba abierto para los televidentes privilegiados que tienen servicios de televisión de paga o internet, o para quienes captaban los noticiarios de la radio.  No solamente el contenido de importancia nacional ha logrado la atención del televidente por Las Mañaneras, sino también el estilo y credibilidad del exponente, que le ha permitido desbancar a los informativos que presumían de altos índices de radioescuchas y a los programas de atractivos conductores que aparecían desayunando en la televisión. Las conferencias presidenciales que abordan acciones de gobierno de cara a la nación, su debate inédito entre el titular del ejecutivo federal y los reporteros de la fuente presidencial, en su mayoría asalariados o subsidiados por la prensa corporativa  y las declaraciones del ponente que menciona autocriticas y denuncias que solamente podían antes señalar aquellos   periodistas alejados del pago subterráneo en la compra de sus dichos o aquellos cuyas voces se escuchaban en las penumbras de los medios independientes, ahora retoman un dicho confeso y oficial en una atención captada por la ruptura del dicho único y oficial. Tal comunicación sin cuestionarios previos como se realiza por Presidentes poderosos de otros países,  y  con conversaciones y exposiciones de larga duración en donde el presidente López Obrador es el único que no se mantiene sentado, ya tiene televidentes que siguen las conferencias matutinas en otros países, al grado de romper las barreras de la televisión estadounidense, en su mayoría en donde viven mexicanos, pero también ha penetrado en la televisión latinoamericana, cuyo pensamiento progresista del mandatario mexicano resulta una catedra de historia, política, comportamiento humano y de periodismo, por lo que sus intervenciones se transmiten en los noticiarios centro y sudamericanos como nunca antes se había tomado en cuenta a un político mexicano, y ni siquiera a personajes como Chabelo, Raúl Velasco, Guillermo Ochoa o Jacobo Zabludovsky que acaparaban la pantalla mexicana domesticando el gusto del receptor, ante la falta de otras opciones televisivas. Ahí en la conferencia transmitida en el salón de Tesorería de Palacio Nacional, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se pronuncia de cara a la nación, ante tantas horas de oratoria también con imprecisiones, y sin faltar la propaganda de todo gobierno pero con mayor grado  de evolución comunicativa y de custionamientos que  de manera física, el interrogado y expositor,  no tiene empacho de realizar señalamientos precisos en la cara de los periodistas vendidos, mandatarios corruptos y líderes de la complicidad del saqueo que lo han tenido que visitar personalmente ante la sorpresa de personajes retrogradas que observan en su banquillo, una visión ética que unos ignoraban y a otros no les convenía abordar al ser  parte del estambre para el tejido de corrupción certificado que de manera normalizada y hasta supuestamente honorable, vivía de manera descarada, nuestro país, bajo el ejercicio de la hipocresía, la doble moral, la constitución de sociedades de rapiña y el oportunismo. Sin embargo una golondrina no hace verano, y será responsabilidad del ciudadano que adopta la mayoría de veces, el carácter de televidente, o seguir por el camino progresista que deba reflejarse hasta en la pantalla casera o esperar el arrastre retrogradista de corrupción.