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domingo, 29 de agosto de 2021

EN LA SILLA DE LOS ACUSADOS


























¿De verdad será indispensable, que Presidencia de la República, introduzca en sus conferencias informativas, un análisis y corrector de noticias falsas de cada semana?. El poder económico que atenta verbalmente contra el proyecto lópezobradorista por medio de voceros que aparentan ser informadores, ha determinado establecer la guerra voceril en vez de la aplicación de la ley de comunicaciones ante el mal uso de los canales concesionados que han sido programados para ser mediáticamente golpistas,lo que podría estallar, en levantamientos empresariales violentos en vez de las bajezas que  se dicen en los medios de comunicación pero que resultan en el margen del enfrentamiento  político pacífico, que ha determinado encausar el Presidente López Obrador. Aunque los canales públicos no representan una competencia real para la radio y la televisión comercial, siendo que  los canales del Estado también deberían ser parte de una transformación; por lo menos no deja ser importante, la advertencia del engaño que se comunica por medio de una expositora  presidencial, aunque no resulte una acción efectiva y apegada a la norma violada, ante  el uso del micrófono de quienes intentan defender a criminales  que estaban activos en la política y en cargos públicos del anterior régimen empresarial presidencialista, ni resuelven nada al respecto, sobre voces que pueden representar un peligro social, como el caso de Manuel Feregrino, discípulo atrasado de Ciro Gómez Leyva,  que ha señalado ante el micrófono, que el Presidente de México, persigue judicialmente a sus adversarios políticos, cuando por el contrario, existe  una marcada división de los tres poderes  en el país y sin evidencia periodística que pueda documentar sus afirmaciones tan graves. Ante el propio pueblo de México, comunicadores en agonía de credibilidad, no tienen empacho en excusar y defender a Rosario Robles o a Ricardo Anaya, quienes se encuentran sujetos a un proceso penal basado en una legislación acusatoria con artículos inquisidores e ineficientes, que fueron aprobados por aquellos, que ahora se encuentran en la guillotina que ellos mismos armaron, pero que lejos están de ser víctimas de un mandato dictatorial o de una persecución de Estado ante conductas inocentes.Más en www.somoselespectador.blogspot.com