La revolución de la narración deportiva en México,la logró Angel Fernández con la introducción del estruendoso grito al momento de presentarse una acción de peligro en un partido de fútbol, que se prolongaba casi de una manera interminable cuando caía el gol. La ausencia del llamado "hombre gol" que calificaba al soccer como "el juego del hombre" apartando culturalmente de la pantalla deportiva a la mujer, dejo un vacío en lo ruidosos que su suplió con la moderación del comentario inteligente de narradores como José Ramón Fernández, Carlos Albert y Raúl Orvañanos. La empresa de televisión monopólica y por ende más gigantesca en México, trató de combinar esos elementos con la mancuerna de Juan Dosal y Gerardo Peña, quienes se encargaban de narrar, uno el primer tiempo y el otro la mitad restante de cada partido. Ahí surgiría otro grande de la narración de las mismas dimensiones que el propio "gritangel Fernández" que fue Peña al que le llamaban "exagerardo Peña", que no era un animador deportivo como Angel Fernández pero sí un narrador explosivo, que con su propio estilo, regresó la emoción oral al aficionado y casi consigue el regreso al micrófono de Angel fernández al revivir la tendencia,para muchos gritona, pero en el caso de Gerardo Peña con un mejor manejo de ritmos, aunque con el uso de sobrenombres que bañaban de mitología los encuentros futboleros. Así como Angel Fernández bautizó a Miguel Marín como "superman" aunque muchos le decían "el gato"; de igual manera Gerardo Peña bautizó el juego entre América y Cruz Azul como "el Clásico Joven", cuando estaba lejos de ser un clásico. Aunque las narraciones de Peña eran maravillosas en la radio por su ritmo descriptivo y dinámitante, Televisa que tenía sector radio y televisión, lo turnaba en el mismo partido a narrar primer tiempo en un medio y el segundo en el otro. Peña determinó pese a las ofertas de continuar en el micrófono, separarse dela narración un poco después del mundial de fútbol celebrado en México en 1986. Para satisfacer los patrocinadores encantados con los altos volúmenes en la narración, Televisa fue moldeando a uno de sus narradores que mucho tiempo había narrado partidos en Guadalajara y que estaba bajo la sombra de la mediocridad, entonces le quitó su bisoñé para distinguirlo con su calva total y lo instruyó para entonar gritos que imitaran los que ejecutaba Angel Fernández. Así saltó a la fama Enrique Bermúdez de la Serna, cuyos golpes de imposición mediática la fórmula tuvo al principio buenos resultados con el nuevo animador del micrófono, que le quitaba audiencia a la naciente TV AZTECA , ya que el televidente aunque prefería los programas de comentarios certeros de TV AZTECA, los partidos le parecían más armoniosos con los gritos de "El Perro" Bermúdez. Después José Ramón Fernández encargado de deportes de la nueva televisora del Ajusco que pretendía el biopólio televisivo, y que tenía conocimientos de los medios de comunicación y que le interesaba conservar su cabeza en la televisora, aceptó la propuesta de un joven argentino que al ser desconocido, tenía que aguantar las humillaciones de futbolistas que en los entrenamientos no eran accesibles para dar entrevistas, de nombre Christian Octavio Martinoli Curi, quien José Ramón une en mancuerna con el exfutbolista Luis García, mismo que cuando jugaba en el América, humillaba y le negaba las entrevistas a Martinoli. Después de varias narraciones juntos García y Martinoli, y que Fernández le brindó la oportunidad a Martinoli de narrar una final de copa del Mundo, fue que determinó darle todas las facilidades para que el argentino se encargara con su narrativa e ideas de las narraciones de fútbol, quizá porque José Ramón ya planeaba dejar TV AZTECA, al no sentirse a gusto en la limitación de horarios de programas deportivos que se le brindaban a Paty Chapoy y de que querían instalarlo en noticiarios y eventos especiales con en los facultades en la barra deportiva. Martinoli que traía durante muchos años una idea de narración deportiva diferente y que había captado las enseñanzas sembradas en el micrófono por Gerardo Peña, Raúl Orvañanos, Carlos Albert y el propio José Ramón, comenzó a construir una nueva era en la narración de la televisión mexicana y a desbaratar los índices de audiencia del perro Bermúdez cuya solidez únicamente estaba basada en la repetición publicitaria. Christian Martinoli elabora relatos de fútbol diferentes, no renuncia a la mancuerna de Luis García pero se auxilia de patiños como Jorge Campos y Zague, para que los exfutbolistas se utilicen como personajes secundarios que hacen sobresalir a la voz principal quien en vez de exagerar o mentir sobre lo que ocurría en la cancha, mejor montaban una narración creativa de lo que no ocurría en la cancha pero que convertía a la narración en una narrativa cómico-deportiva casi involuntaria, pero con un pecado, que venía acompañada de albures y majaderías que es el punto que ha manchado el estilo "martinolesco", al sin permiso alguno, inculcar en los hijos, sobrinos o nietos del televidente, la cultura de la grosería. Y aunque el lenguaje es evolutivo y por lo tanto mentadas de madre o la palabra "wuey" o "cabrón" puede perder los efectos gramaticales que tenían en generaciones no muy pasadas, los medios de comunicación más que mantener una doble moral, si es útil que mantengan su propia línea de expresión al momento de utilizar un micrófono, lo que traza la diferencia esencial, importante y necesaria de un medio a otro y no una absorción como la que está ocurriendo, en donde la internet devora a la televisión. a base de constancia y perfeccionamiento, es indudable que Martinoli ya ha escrito una nueva era en las historias del fútbol contadas en un palco de transmisiones pero también la cruza de un lenguaje que resulta útil a intereses de condicionamiento neosocoeconómico mediático. Más en www.somoselespectador.blogspot.com