Ni una estrategia de marketing, ni chayotear o payotear a medios de comunicación, ni la inversión económica u otros tipos de actos de manipulación colectiva, pueden sustituir al talento, aunque la tenacidad sea una virtud parecida al mismo talento. Ante un panorama artístico desechable, resulta accesible a cantantes, actores, conductores y personajes públicos, lograr un período de fama o ser calificado por sus medios serviles y financiados como grandes personajes del arte, pero al final, son los talentosos los que se mantienen de manera espontanea y no como resultado de una insistencia voceríl. Quien no es talentoso, busca aparecer en los medios, mientras que el talentoso aparece como un efecto de sus realizaciones. Se podrá adquirir una firma o pertenecer a un circulo que los sentencien como grandes artistas, pero al final, o pasarán de moda o será el olfato del público quien desvíe su mirada distraída, en el punto correcto, aunque puedan existir distracciones que pasan a ser la excepción a la regla, cuando el artista inflado de publicidad, muere sin concluir más historia musical.Más en www.somoselespectador.blogspot.com
